Re: Son dos hermanitos al mayor lo molestan en la escula

Marta | 25.09.2017

La verdad es que lo que cuentas es algo que nos encontramos con bastante frecuencia, y no solo en la escuela. Cuando mi hijo pequeño (con Apert) comenzó el cole estaba aterrada ante la idea de que los niños no quisieran acercarse siquiera o dijeran aquello de “que viene el monstruo” que había escuchado tantas veces en el parque. Pero lo cierto es que el colegio hizo un trabajo extraordinario y consiguieron enseguida que mi hijo fuera uno más.

Ellos dicen que los niños lo entendieron rápido y que funcionó fenomenal la lectura de ciertos cuentos que puedes ver en el apartado “Integración” de esta misma web. También es verdad que nosotros hemos normalizado su vida desde el principio y dimos permiso al colegio para que diera cualquier dato que consideraran oportuno para hacer más fácil esa normalización en el cole. Por ejemplo, los niños preguntaban por qué mi hijo tenía un agujero en el cuello (tuvo una traqueotomía hasta los 3 años) y la profe les explicaba que nació con los pulmones malitos y la nariz demasiado pequeñita y gracias a ese agujero que le hicieron los médicos, pudo respirar mucho mejor.

Creo que debéis hablar con la dirección del colegio para que trabaje con todos los niños el tema de la integración, que resalten no las diferencias físicas, sino su alegría y su afán de superación. En el apartado INTEGRACIÓN de esta misma web (en Foros de Debate) podéis leer lo que hicieron en el cole de mi hijo y que está funcionando de maravilla (https://www.educarconapert.es/foros-de-debate/integracion/)

En cuanto a la actitud a tomar fuera del colegio ante un caso así, yo tengo claro, desde la primera vez que mi hija mayor lloró en el parque porque unos niños se reían de su hermano, que si alguien tenía que llorar, no serían mis hijos. Si sus padres no hacían nada, en ocasiones me paraba a explicarles a esos niños por qué no debían reírse del mío, pero eso no hacía que mis hijos se enfrentaran al “problema”.

Y les enseñé que no todo el mundo era tan inteligente como ellos para ver más allá de una discapacidad aparente, que quizás lo mejor fuera no hacerles ni caso a esos que se quedan mirando y comentan su aspecto, pero que si les molestaba porque le señalaban a o se reían de él, simplemente hicieran lo mismo. De hecho, yo lo hago con ellos: les señalamos los tres y nos damos codazos diciendo “hala, mira qué cara tiene ese” y después seguimos con nuestra vida como si nada hubiera pasado.

Es increíble lo bien que funciona: los otros niños aprenden la lección sin necesidad de soltar ningún rollo y, sobre todo, la autoestima de mis hijos está intacta y no tienen ningún complejo. Como te he dicho al principio, su vida, con Apert y sin él, es absolutamente normal.

No dejéis que nadie os acompleje. Al contrario, sentíos muy orgullosos de nuestros niños y de todo lo que son capaces de hacer!

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